En esta nueva etapa de
#reinvencion mía que he adoptado, una de mis pajas mentales, como bien indica
la imagen que preside este post, ha sido la creación de interminables listas
con tareas por hacer… y digo interminable, porque son más largas que un día sin
pan.
Una vez hecha la lista se convierte
en obsesión para mí ir tachando cada una de las líneas, es decir, se convierte
en un verdadero problema, y es ahí donde hay que meter el dedito para intentar
solucionarlo.
Porque sinceramente, no es muy
sano angustiarse así por conseguir “acabar con la puñetera, larga y jodida
lista” que, además, está llena de tareas
“secundarias”.
Casi todas están relacionadas con
mi hobby DIY (otra obsesión). Son tareas post-puestas una y otra vez que me
llevan a mi otro mundo, el de la creatividad y que hasta hace poco me servían
para relajarme y evadirme, pero que ahora, que la vida no me da para nada,
siguen ahí.
Colgar cuadros, realizar álbumes
con fotos de viajes y eventos varios, terminar de decorar rincones de la casa o
realizar manualidades varias, así como colocar incontables cajas de ropa de los
tres cerditos, hacer limpiezas periódicas de estancias y armarios, compras
inevitables y queridas pero no podidas, etc, son algunas de las lindezas
recogidas en mis listas.
Como podéis observar, las susodichas son la
mar de largas y “divertidas” (nótese la ironía, por favor) y siguen ahí,
plasmadas en mi agenda y en el móvil, en la aplicación NOTES, con el llamativo
título de PENDIENTE (así, en mayúsculas) y que sigue como su título indica:
pendiente.
Y os preguntareis por qué, pues
porque cuando llego a casa de trabajar, por mucha lista o tonta que tenga en
mente lo único que me apetece hacer es NO HACER NADA, y con los tres cerditos
esto no es posible, dile tu a ellos que estas cansada y que quieres tirarte en
el sofá…
“¿Y qué hacemos nosotros?”, “me
aburro”… y así un comentario/reproche tras otro… a ver quién es la espabilaaa
que se evade… YO NO.
Eso sí, en cuanto les hablas de
las actividades extraescolares que tienen que hacer ellos, la cosa cambia. Aparecen
las malas caras y la frase que tanto pasa por mi mente: “no quiero ir, estoy
cansado”.
Pues ya somos dos… y más de una
vez me ha rondado la idea de “marcarnos unas pellas”, pero no, que la vida está
muy complicaaaa como para prescindir de las clases de inglés, la natación y el
futbol. Así que, ya nos veis corriendo como locos para llegar a todo: TOTAL
STRESS.
La chofer, es decir, una
servidora, corre que se las pela desde la salida de la parada del tren para llegar
a casa de los abuelos (benditos abuelos), recoger a los tres y llevarlos casi
volando en coche hasta la actividad correspondiente, que gracias a los encajes
de bolillos, por ahora y hasta nueva orden, se desarrolla para los tres en la
misma ubicación y a las misma hora… que otro gallo cantará el año que viene,
cuando los DOBLEI y el PANCETA escojan nuevas actividades, MIEDO ME DAAAAAAA.
Bueno, que lo voy a ir dejando, porque
se supone que esto lo estoy escribiendo para #reinventarme y no para no hacerme
una nueva “paja mental”.
Lo dicho, menos listas y más “hacerse
la tonta” para poder #reinventarme de verdad de la güena.
besos
Carmencita