Ayer mi Santo y yo nos dimos nuestro regalo de Reyes: un día libre.
Gracias a los abuelos y a la cuñáaaa pudimos repartir a la prole y
disfrutar de nosotros como marido y mujer. El plan tampoco fue espectacular,
pero, sinceramente, no nos importó, pudimos andar sin tener que empujar carrito
y comer sin tener que pedir menú infantil.
No voy a negar que en algún momento nos entrara la morriña, tampoco voy a
decir que no habláramos de los Carmencitos y del Panceta, pero fue el día de SOLO
NOSOTROS.
Supongo que pasará tiempo hasta que podamos repetir, pero… pasito a pasito
se hace el caminito.
Gracias, Santo mío por compartir conmigo el poquito tiempo que te queda
libre.
Besos
Carmencita
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