Tras encontrar los bañadores y las toallas entre la maraña de ropa de las dos maletas (Mucho planning y luego no se encuentra nada) bajamos a disfrutar de nuestro primer baño playero…
Aisss, primera decepción: LA ARENA, ni carne ni
pescao, una mezcla de arena y chinos (que es como llaman allí a las piedras
pequeñitas) asi que el tema de los castillos de arena MALAMENTE…
Segunda decepción: olas impresionantes para una
primera catadura de agua de mar, asi que los MINICARMENCITOS dijeron “no gusta”
y se quedaron sentados en la “arena” por llamarlo de alguna manera.
Los que disfrutaron como enanos fueron El Panceta y
Mi Santo, revolcón por aquí, revolcón por allá, bajada de bañador y llenado del
susodicho de “chinos”… se lo pasaron pipa.
La primera comida en el restaurante-buffet
del hotel estuvo bien, aunque perdimos la batalla por encontrar disponibles dos tronas (los siguientes días espabilamos más), después nos fuimos a echar la siesta (bendita siesta) y luego bajamos a la
piscina, donde tuvimos dos nuevos descubrimientos, estos más positivos: el agua de
la piscina estaba a temperatura ambiente (más bien calentorra) y los manguitos
son la liberación de los padres.
Los MINICARMENCITOS descubrieron que podían flotar
y fue una verdadera revelación para ellos. Entonces empezaron a disfrutar
verdaderamente de sus primeras vacaciones y cuando los metimos en la piscina
pequeñita (eso sí que era caldo caldo) empezaron a saltar y a tirarse al agua
para ver que, literalmente, rebotaban.
Esa misma tarde me encontré con una mama de
multiples a la que le había sucedido lo mismo que a nosotros: habían ido
a por el segundo y les había venido SEGUNDO Y POSTRE. Pude comprobar que su
vida era tan complicada como la mía y tras una laaaaaaaaaaaaaaaarga
conversación me di cuenta de que no era tan malamadre y que mis sentimientos se
parecían mucho a las de esa otra mamá, que mis neuras y mis malos pensamientos
hacia mi misma eran los mismos que los de ella y SINCERAMENTE, nos descargamos, fuera culpas y remordimientos.
También pude darme cuenta de la “educación”
que están recibiendo algunos hijos por NUESTRA parte y quedé bastante
asustada. Había “adolescentes” que silbaban a sus padres y un niño de unos 6 años que se jactaba de
no tener la culpa de haber perdido “sus gafas de buceo”, que la culpa era “de mi
padre porque no ha estaooo lo suficientemente atento”. DONDE VAMOS A LLEGAR????
Los días transcurrieron rápidos e intensos, las
olas CASI desaparecieron y los MINICARMENCITOS se acostumbraron a los castillos
de chinos (jejejejejeej) y al vaivén del mar. Le perdieron el miedo al agua y entonces
los que temblamos fuimos nosotros. ¿Alguna vez habéis intentado controlar a dos
personitas que corren en direcciones distintas/opuestas para coger agua con un cubo sin
volveros estrábicos?
Las noches pasaban entre empacho de tarrinas de helado,
coctails molotov y toda clase de frikitransportes imaginables (coches de
caballos, minitrenes y bicis-tanden).
Y a la hora de dormir… menuda suerte poder gozar
de aire acondicionado en la habitación, los MINICARMENCITOS dormían del tirón y
cargaban pilas para el día siguiente y nosotros, tan contentos con 1,05 mts de
cama (nunca había tenido tanto espacio para mí).
La semana llegaba a su fin y fue motivo de llantos
y pataletas, pero eso ya os lo contaré mañana.
Besos
Carmencita
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