Hace unos días, viniendo a
trabajar, escuchamos una noticia que nos dejó helados.
Habían encontrado el cadáver de
una mujer en su casa, había muerto hacía 8 años y nadie, repito, nadie se había
dado cuenta de dicho fallecimiento.
Los vecinos no vieron nada
extraño, es más, pensaron que se había mudado. Y eso que su coche seguía aparcado
en la plaza de garaje correspondiente y acumulaba polvo y suciedad.
Tampoco sus amigos ni familiares.
La pobre mujer no debía ser muy popular/querida.
Solo la inmobiliaria a la que
religiosamente pagaba el alquiler vía transferencia se dio cuenta de que pasaba
algo raro cuando dejó de recibirla. Se puso en contacto con las autoridades de
turno para denunciarla por “impago” y cuando fueron a entregar la notificación
pertinente, allí se encontraron con el cuerpo presente de la mujer.
No quiero hacer de esta noticia
un chascarrillo gracioso. A mí no me resulta tema de risa, al contrario, me
resulta la mar de triste morir y que nadie “te reclame”.
¿Qué nos ha pasado? ¿Cómo hemos
llegado al punto de vivir tan encerrados en nosotros mismos que la vida/muerte
de una persona nos pasa desapercibida?
¿Dónde han quedado aquellas
comunidades de vecinos en las que todo el mundo se conocía, donde podías bajar
a pedir las llaves si se te habían olvidado dentro de casa o a pedir que te
prestaran un huevo, un poco de sal o que se quedaran con tu hijo porque tenías
que ir al médico?
Siento ponerme melancólica pero
el tema lo merece. Yo recuerdo perfectamente que cuando vivía en casa de mis
padres todos los vecinos se conocían y se preocupaban unos de otros. Siempre estaba
el típico que no caía bien a nadie, pero no llegaban a darle de lado del todo,
seguro que se habrían dado cuenta de su ausencia en unos días, no habrían esperado
a que pasaran 8 años.
Pero ahora, que vivimos con tanta
prisa, a penas cruzamos una palabra con nuestros vecinos, el que más o el que
menos, sube del garaje directamente a su casa y no pasa por descansillo
ninguno.
Yo he tenido, en este caso, más o
menos suerte, he dado con una comunidad de gente joven con niños que han hecho
una piña al “viejo estilo”. La forma de comunicación es via wsp (jejejeje, como
no) pero por lo menos, tienes a quién preguntar y siempre hay alguien que
contesta y te echa una mano.
Lo del tema de los niños ha
ayudado mucho, porque en el parque de la urbanización tienes que “socializar”.
El que quiere lo hace y el que no, se sienta en el banco y “se hace el sueco” (que
también los hay).
Pero desde pequeño blog me gustaría
reivindicar el abandono de esa actitud “individualista radical” que tenemos
todos, ese “yo soy yo y a los demás que les den”, y volver al sencillo arte de
convivir.
UNA NUEVA FORMA DE #REINVENTARME, DE #REINVENTARNOS
Besos
Carmencita
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