miércoles, 8 de julio de 2015

No hace falta ser griego...

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Recuerdo un año que nos llevamos al panceta a cenar a un restaurante griego, era el único pequeñajo de la sala y le eligieron para que rompiera los platos después de la cena...
Disfrutó como un enano, todavía estoy viendo su carita sonriente y oyéndole decir "mami, esto lo podemos hacer en casa?"

Que tengáis un feliz miércoles.
Besos
Carmencita

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